Por Rosario Bonilla (Chayo) and Stephanie M. Huezo
Abstract: En la primavera de 2020, Stephanie M. Huezo enseñó Educación Popular y Cambio Social en las Américas y pidió a los estudiantes que desarrollaran un proyecto creativo que explicara qué era para ellos la educación popular. Cuando la pandemia llegó los estudiantes tuvieron que regresar a casa. Una estudiante, Rosario Bonilla (Chayo), decidió trabajar con su madre para leer un capítulo de la Pedagogía del oprimido de Freire y documentar creativamente su comprensión compartida de la educación popular. Este post reflejará la experiencia de Stephanie enseñando educación popular en un aula universitaria, pero lo más importante es que Chayo discutirá el proceso de creación de la revista con su madre y brindará una explicación de la revista.
Claves: Pedagogia del oprimido, universidad, zine, familia
En la primavera de 2020 tuve la oportunidad de enseñar un curso universitario sobre la historia de la educación popular en América Latina y Estados Unidos. Ya que esta historia es vasta y tuve que condensarla en 15 semanas reflexioné mucho sobre cuáles eran los aspectos más importantes de la educación popular que quería que mis estudiantes universitarios conocieran. ¿Me concentro en la teoría, la práctica, ambas? ¿Qué ejemplos en América Latina debo destacar para discutir los éxitos y desafíos de la educación popular? ¿Cómo hago que esta clase sea colaborativa, participativa y dialógica? ¿Cómo enfatizo una educación que plantea problemas y como centro una relación horizontal maestro-alumno que Freire defendió tanto en sus libros? Muchas más preguntas invadieron mi mente cuando comencé a prepararme para enseñar esta clase en una pequeña universidad en el oeste de Massachusetts.
Como educadora, y como estudiante, elegí comenzar con la lectura de la obra fundamental de Freire, Pedagogía del oprimido. Después de leer, analizamos las ideas que planteó Freire sobre la relación del oprimido-opresor, la liberación, el diálogo, el amor radical, la fe y la concientización. De allí las conectamos con experiencias de casos reales de educación popular en lugares como Nicaragua y El Salvador. Analizamos cómo surgió la educación popular durante los períodos revolucionarios pero también dentro de los movimientos sociales. Discutimos los desafíos de implementar la educación popular en proyectos de alfabetización como la Campaña de Alfabetización de Nicaragua y en el movimiento de jornaleros en los Estados Unidos. También, discutimos el papel de la música, el arte y la narración de cuentos en la práctica de la educación popular.
Pero enseñar sobre educación popular y practicarla en el aula eran dos tareas muy diferentes. Integré actividades participativas que permitieron a los estudiantes reflexionar sobre cómo el material en cuestión se conecta con sus propias vidas. Los estudiantes reflexionaron sobre sus propias experiencias personales con la opresión y trabajaron juntos para discutir formas de hacer cambios. Incluso hablamos de la ironía de practicar la educación popular en una institución que sirve para preservar el status quo de dominación social. Incluso dentro de nuestra propia clase, discutimos cómo yo, la profesora, tenía que calificar solo su contribución intelectual y no de su crecimiento personal. Aun con estas críticas, los estudiantes pudieron visualizar cómo podrían practicar la educación popular en sus hogares y en sus comunidades.
Sin embargo, cuando llegó la pandemia de COVID 19, tuvimos que ajustar nuestras expectativas para la clase. Ya no podíamos reunirnos en persona ya que estuvimos en cuarentena en nuestros propios hogares y enseñar virtualmente era menos que deseable. Para adaptarnos a estos nuevos cambios, enfocamos nuestra energía en desarrollar proyectos individuales que pudieron ilustrar lo que significaba para ellos la educación popular. Una de mis alumnas, Rosario Bonilla (Chayo) compare a continuación su experiencia personal.
Chayo
Todavía estaba pensando en lo que quería hacer para mi proyecto final cuando nos enviaron de vuelta a casa debido a la pandemia. Sabía que quería centrar la importancia del diálogo en este proyecto porque eso era algo que Freire y las personas sobre las que leímos en clase usaban en sus programas de educación popular. Tuve que adaptar mi proyecto al cambio repentino de estar en cuarentena en casa en Los Ángeles con mis padres, hermana y prima. A pesar de los cambios repentinos, se me ofreció la rara oportunidad de que los miembros de mi familia supieran qué estaba estudiando. Por lo general, hay una desconexión entre mis padres y yo debido a las brechas generacionales y, en general, solo a las diferencias de opinión que conducen a una atmósfera en la que el diálogo no se logra fácilmente, por lo que quería aprovechar la oportunidad para saber de ellos y aprender cómo entendían sus experiencias sobre crecer y vivir en El Salvador y su experiencia como inmigrantes de clase trabajadora en los EE.UU.
Inicialmente les pregunté a todos si estaban dispuestos a participar en el proyecto, pero solo mi mamá estuvo de acuerdo. Juntos, leímos un par de capítulos de Pedagogía del oprimido y seguimos cada sesión de lectura con una conversación reflexiva sobre lo que pensamos que quería decir Freire sobre la opresión. En nuestros círculos de lectura, mi mamá compartió mucho sobre su vida en El Salvador y fue genial escucharla reflexionar sobre las palabras de Freire. Estas conversaciones y las ideas e historias que mi madre compartió se convirtieron en notas. Esas notas luego se convirtieron en el zine que hicimos juntos. Mi mamá quería tener un proyecto creativo durante la cuarentena, así que cuando le sugerí un zine. Pensé que un zine era una buena manera de mostrar nuestras conversaciones de una manera divertida, creativa y accesible y mi mamá pensó lo mismo. A continuación, detallo algunos pensamientos sobre mi experiencia creando el zine con mi mamá:
En las dos primeras páginas del zine queríamos retratar la relación entre el opresor-oprimido, así como la internalización de ideas opresivas. La parte superior de la página muestra hombres y mujeres poderosos. Pusimo un hombre diciendo “eso eres, y eso serás.” Directamente debajo de ellos está el cuerpo inclinado de una persona de pie sobre los campos, para representar los trabajadores explotados del mundo, y los campesinos en particular. La burbuja al lado de esta persona dice "para esto nací”.
Una de las cosas más importantes de las que hablamos mientras leíamos a Freire son las formas en que las personas oprimidas interiorizan su opresión. Freire describe como personas oprimidas creen que su opresión es parte de un orden natural del mundo, o un destino impuesto por Dios. Cuando leímos esta línea, mi mamá mencionó sus propias experiencias en El Salvador, donde internalizó los estándares tanto patriarcales como clasistas. Ella recordó particularmente las veces que su abuelo le decía que la educación no era necesaria para las niñas porque “no necesita estudiar uno para ir a dejar almuerzos a los guatales”, lo que implicaba que el único trabajo de una mujer era cocinar y mantener a su familia a través del trabajo doméstico.
La segunda página continúa la conversación acerca de estar atascado con la mentalidad de la productividad constante y la necesidad de seguir un rol particular que beneficia directamente a los opresores. Colocamos la palabra “trabajo” sobre la imagen de la mente de una persona, con otra figura autoritaria a la izquierda declarando darle más trabajo. Debajo hay una imagen de alguien trabajando y preguntándose si está haciendo lo suficiente. Esto es para reflejar el momento en que los individuos comienzan a cuestionar sus circunstancias, o lo que Freire llama personas que puedan comprenderse a sí mismas y su posición en el mundo a través de la reflexión crítica. Mi mamá habló cómo los opresores se benefician de la conformidad de los pueblos oprimidos y temen cuando los oprimidos obtienen educación. Así que quisimos demostrar esto en la tercera página, donde queríamos comenzar a formular un cambio de la conciencia de una mente oprimida a una de acción y más reflexión.
Las preguntas en la parte superior, “¿A dónde vas? ¿Cuáles son tus planes? eran cosas que mi mamá quería incluir porque sentía que reflejaba parte de su experiencia. Explicó que como alguien que interiorizó concepciones de cuál era su rol como mujer, cuando vino a Estados Unidos no pensaba estudiar ni hacer nada fuera del hogar. Ella tenía que desaprender mucho de lo que había aceptado previamente y parte de lo que la ayudó a desaprender esas cosas era preguntándose esas mismas preguntas. Durante nuestra conversación compartí que estas son preguntas con las que lucho conmigo misma y que también he tenido que desaprender ciertas cosas para tener una mejor comprensión de mí misma. En esta misma página ponemos una cita de Freire que dice que en nuestra lucha por la liberación debemos dejar la idea de que los pueblos oprimidos no son capaces de pensar correctamente ni de querer verdaderamente lo mejor para sí mismos. Tenía muchas ganas de incluir esto porque pensé en lo que mi madre había compartido anteriormente sobre su crianza y con qué frecuencia nuestras propias comunidades y seres queridos creen que no somos capaces de lograr más. Tenemos que recordar que somos capaces de más; eso es muy poderoso. Al final de la página, mi mamá escribió que el primer paso hacia la liberación es la unidad.
En la página siguiente, queríamos vincular la unidad con la importancia de desarrollar el poder comunitario para lograr la liberación y el acceso a los derechos. Las dos últimas páginas son representativas de nuestra visión para esta liberación. Al hacer estas páginas nos preguntamos “¿Qué es la liberación?” y “¿Cómo se ve y se siente un mundo de personas liberadas?” Se nos ocurrieron cuatro áreas que nos gustaría ver incluidas en una sociedad liberada. Aunque el acceso a la educación, la vivienda, la alimentación y la salud no son la visión completa, estos fueron los derechos con que estuvimos de acuerdo. En la contraportada del zine hay algunos pensamientos finales sobre el proyecto y lo que sentimos que son recordatorios importantes para nosotros mismos como personas que intentan comprender qué significa la liberación y cómo se puede lograr.
Aprecié trabajar con mi madre en esto porque habló mucho sobre su infancia y pude ver cómo ella entiende sus experiencias cuando incluye la teoría. Aunque había leído a Freire en clase, sentí que leerlo con mi mamá me dio una comprensión muy diferente de algunas de las ideas que tengo. Sobre todo, me siento agradecida con ella por ser constante, comprometida y dispuesta a conversar conmigo sobre el texto y nuestras propias experiencias. Siento que realmente aprendí mucho sobre su visión de la liberación y cómo su visión es similar a la mía en algunos aspectos y muy diferente en otros. Trabajar con la familia siempre es difícil, pero con este proyecto, ella y yo tomamos este tiempo para escuchar nuestras opiniones y respetar el punto de vista de cada uno de nosotros. También abrió una oportunidad para seguir teniendo conversaciones con ella más allá del proyecto.
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