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Frei Betto

Homenaje a Paulo Freire en el centenario de su nacimiento

"Frei Betto es uno de los mejores conocedores de Paulo Freire. AdemĆ”s de amigo personal, aplicĆ³ su mĆ©todo en la educaciĆ³n popular que ejerce hasta el dĆ­a de hoy. Este homenaje que le hace en el centenario de su nacimiento es una mezcla de experiencias vividas con Ć©l y exposiciĆ³n simple y ejemplar de su mĆ©todo. Me uno a Ć©l en esta celebraciĆ³n. TratĆ© con Ć©l cuando Betto pertenecĆ­a al comitĆ© cientĆ­fico del grupo de teĆ³logos y filĆ³sofos, de los cuales formaba parte, que editaban y editan todavĆ­a la Revista Internacional Concilium (en 7 lenguas). Desde el principio surgiĆ³ un gran diĆ”logo, del cual Ć©l era maestro. Se cuenta entre los fundadores de la TeologĆ­a de la LiberaciĆ³n, cosa que Ć©l decĆ­a muy honrado. Sigue el texto lĆŗcido y vivencial de Frei Betto".

L. Boff



Puedo afirmar, sin miedo a exagerar, que Paulo Freire estĆ” en la raĆ­z de la historia del poder popular brasileƱo a lo largo de 50 aƱos, entre 1966 y 2016. Ese poder surgiĆ³ como un Ć”rbol frondoso de la izquierda brasilera actuante en la segunda mitad del siglo XX: grupos que lucharon contra la dictadura militar (1964-1985); las comunidades Eclesiales de Base de las Iglesias cristianas; la amplia red de movimientos populares y sociales que despuntaron en los aƱos 70; el sindicalismo combativo; y, en la dĆ©cada de 1980, la fundaciĆ³n de la CUT (Central ƚnica de los Trabajadores); de la ANAMPOS (ArticulaciĆ³n Nacional de los Movimientos Populares y Sindicales) y enseguida de la CMP (Central de Movimientos Populares); del PT (Partidos de los Trabajadores); y del MST (Movimento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra); y de tantos otros movimientos, ONGs y entidades.

Si tuviese que responder a la pregunta: ā€œIndique una persona causante de todo esoā€, dirĆ­a sin ninguna duda: Paulo Freire. Sin la metodologĆ­a de educaciĆ³n popular de Paulo Freire, no habrĆ­a esos movimientos, porque Ć©l nos enseĆ±Ć³ algo muy importante: a ver la historia desde la Ć³ptica de los oprimidos y hacerlos protagonistas de los cambios en la sociedad.




Los excluidos como sujetos polĆ­ticos


Al salir de la prisiĆ³n polĆ­tica, a finales de 1973, tuve la impresiĆ³n de que toda lucha, aquĆ­ fuera, habĆ­a acabado por la fuerza de la represiĆ³n de la dictadura militar, y porque todos nosotros, imbuidos de la pretensiĆ³n de ser los Ćŗnicos entendidos en la lucha capaz de rescatar la democracia, estĆ”bamos en la cĆ”rcel, muertos, o en el exilio. CuĆ”l no fue mi sorpresa, al encontrar una inmensa red de movimientos populares diseminados por todo Brasil.

Cuando fue fundado el PT, en 1980, vi a compaƱeros de izquierda reaccionar: ā€œĀæObreros? No. Es mucha pretensiĆ³n querer que los obreros sean la vanguardia del proletariado. Somos nosotros, intelectuales teĆ³ricos, marxistas, quienes tenemos capacidad para dirigir a la clase trabajadoraā€. No obstante, en Brasil los oprimidos empezaban a volverse no sĆ³lo sujetos histĆ³ricos, sino tambiĆ©n lĆ­deres polĆ­ticos, gracias al mĆ©todo Paulo Freire.


Una vez, en MƩxico, compaƱeros de izquierda me preguntaron:

ā€” ĀæCĆ³mo hacer aquĆ­ algo parecido al proceso de ustedes en Brasil? Porque ustedes tienen un sector de izquierda en la Iglesia, un sindicalismo combativo, el PTā€¦ ĀæCĆ³mo se obtiene esa fuerza polĆ­tica popular?

ā€” Empiecen haciendo educaciĆ³n popular ā€“respondĆ­ā€“ y de aquĆ­ a treinta aƱos...

Ellos me interrumpieron:

ā€” Ā”Treinta aƱos es demasiado! Queremos una sugerencia para tres aƱos.

ā€” Para tres aƱos no sĆ© cĆ³mo hacer ā€“observĆ©ā€“, pero para treinta aƱos conozco el camino.

En resumen, todo el proceso de acumulaciĆ³n de fuerzas polĆ­ticas populares que resultĆ³ en la elecciĆ³n de Lula como presidente de Brasil, en 2002, y mantuvo al PT en el gobierno federal durante trece aƱos, no cayĆ³ del cielo. Todo fue construĆ­do con mucha tenacidad a partir de la organizaciĆ³n y movilizaciĆ³n de las bases populares aplicando el mĆ©todo Paulo Freire.




El mƩtodo Paulo Freire


ConocĆ­ el mĆ©todo Paulo Freire en 1963. Yo vivĆ­a en Rio de Janeiro, formaba parte de la DirecciĆ³n Nacional de la AcciĆ³n CatĆ³lica. Al surgir los primeros grupos de trabajo del mĆ©todo Paulo Freire, me comprometĆ­ en un equipo que los sĆ”bados subĆ­a a PetrĆ³polis, a 70 km de Rio, para alfabetizar a obreros de la FĆ”brica Nacional de Motores. AllĆ­ descubrĆ­ que nadie enseƱa nada a nadie, unos ayudan a otros a aprender.

ĀæQuĆ© hicimos con los trabajadores de aquella fĆ”brica de camiones? Fotografiamos las instalaciones, reunimos a los obreros en el salĆ³n de una iglesia, proyectamos diapositivas e hicimos una pregunta totalmente simple:

ā€” En esta foto, ĀæquĆ© es lo que ustedes no hicieron?

ā€” Bueno, no hicimos el Ć”rbol, la planta, el camino, el aguaā€¦

ā€” Eso que ustedes no hicieron es naturaleza ā€“dijimosā€“.

ā€” ĀæQuĆ© es lo que hizo el trabajo humano? ā€“indagamosā€“.

ā€” El trabajo humano hizo el ladrillo, la fĆ”brica, el puente, la cercaā€¦

ā€” Eso es cultura ā€“dijimosā€“. ĀæY cĆ³mo fueron hechas estas cosas?

Ellos discutĆ­an y respondĆ­an:

ā€” Fueron hechas a medida en que los seres humanos transformaron la naturaleza en cultura.



Enseguida, aparecƭa la foto del patio de la FƔbrica Nacional de Motores ocupado por muchos camiones y las bicicletas de los trabajadores. Simplemente preguntƔbamos:

ā€” En esta foto, ĀæquĆ© hicieron ustedes?

ā€” Los camiones.

ā€” ĀæY quĆ© tienen ustedes?

ā€” Las bicicletas.

ā€” ĀæNo estarĆ”n ustedes equivocados?

ā€” No, nosotros fabricamos los camiones...

ā€” ĀæY por quĆ© no van a casa en camiĆ³n? ĀæPor quĆ© van en bicicleta?

ā€” Porque el camiĆ³n cuesta caro y no es nuestro.

ā€” ĀæCuĆ”nto cuesta un camiĆ³n?

ā€” Cerca de 40 mil dĆ³lares.

ā€” ĀæCuĆ”nto ganan ustedes al mes?

ā€” Bueno, ganamos en promedio 200 dĆ³lares.

ā€” ĀæCuĆ”nto tiempo tiene que trabajar cada uno de ustedes, sin comer, sin beber, sin pagar alquiler, economizando todo el salario para ser un dĆ­a dueƱo del camiĆ³n que construye?


AhĆ­ ellos empezaban a calcular y tomaban conciencia de la esencia de la relaciĆ³n capital x trabajo, lo que es la plusvalĆ­a, la explotaciĆ³n, etc.


Las nociones mĆ”s elementales del marxismo, en cuanto crĆ­tica del capitalismo, venĆ­an por el mĆ©todo Paulo Freire. Con la diferencia de que no estĆ”bamos dando clase, no hacĆ­amos lo que Paulo Freire llamaba ā€˜educaciĆ³n bancariaā€™, o sea, meter nociones de polĆ­tica en la cabeza del trabajador. El mĆ©todo era inductivo. Como decĆ­a Paulo, nosotros, los profesores, no enseƱƔbamos, ayudĆ”bamos a los alumnos a aprender.


Culturas distintas y complementarias

Cuando lleguĆ© a SĆ£o Bernardo do Campo (SP), en 1980, habĆ­a militantes de izquierda que distribuĆ­an periĆ³dicos entre las familias de los trabajadores. Cierto dĆ­a doƱa Marta me preguntĆ³:

ā€” ĀæQuĆ© es ā€œcontradicciĆ³n de claseā€?

ā€” DoƱa Marta, olvide eso.

ā€” No soy de mucha lectura ā€“se justificĆ³ā€“ porque mi vista es mala y la letra pequeƱa.

ā€” Olvide eso ā€“le dijeā€“. La izquierda escribe esos textos para leerlos ella y quedarse contenta, creyendo que estĆ” haciendo la revoluciĆ³n.

Paulo Freire nos enseĆ±Ć³, no sĆ³lo a hablar en lenguaje popular, plĆ”stico, no acadĆ©micamente conceptual, sino tambiĆ©n a aprender con el pueblo. EnseĆ±Ć³ al pueblo a recuperar su autoestima.

Al salir de la cĆ”rcel, vivĆ­ cinco aƱos en una favela en el Estado de EspĆ­ritu Santo. AllĆ­ trabajĆ© en educaciĆ³n popular con el mĆ©todo Paulo Freire. Al volver a SĆ£o Paulo, a finales de los 70, Freire me propuso hacer un balance de nuestra experiencia en educaciĆ³n y, gracias a la mediaciĆ³n del periodista Ricardo Kotscho, produjimos el libro titulado ā€œEsa escuela llamada vidaā€ (editorial Ɓtica). Es su relato como educador y creador del mĆ©todo, y mi experiencia como educador de base.

En el libro cuento que, en la favela donde yo vivĆ­a, habĆ­a un grupo de mujeres embarazadas de su primer hijo, asesoradas por mĆ©dicos de la SecretarĆ­a Municipal de Salud. PreguntĆ© a los mĆ©dicos por quĆ© trabajar sĆ³lo con las embarazadas de primer hijo.

ā€” No queremos mujeres que ya tengan vicios maternales ā€“dijeronā€“, queremos enseƱar todo.

Pues bien, pasados unos meses, llamaron a mi puerta.

ā€” Betto, queremos su ayuda.

ā€” ĀæMi ayuda?

ā€” Hay un cortocircuito entre nosotros y las mujeres. Ellas no entienden lo que hablamos. Usted, que tiene experiencia con ellas, nos podrĆ­a asesorar.


Fui a presenciar el trabajo de ellos. Al entrar en el Centro de Salud del barrio, me asustƩ. Allƭ estaban mujeres muy pobres, y el Centro habƭa sido adornado con carteles de bebƩs Johnson, rubios de ojos azules, propaganda de NestlƩ etc. Delante de aquel espectƔculo visual, reaccionƩ:

ā€” Todo estĆ” equivocado. Cuando las mujeres entran aquĆ­ y ven esos bebĆ©s perciben que eso es otro mundo, no tiene nada que ver con los bebĆ©s de ellas.


PresenciĆ© el trabajo de los mĆ©dicos. Hablaban en FM y las mujeres estaban sintonizadas en AM. La comunicaciĆ³n realmente no funcionaba. En una sesiĆ³n, el doctor RaĆŗl explicĆ³, en lenguaje cientĆ­fico, la importancia de la alimentaciĆ³n materna y, por tanto, de las proteĆ­nas, para la formaciĆ³n del cerebro humano. Cuando Ć©l terminĆ³ la exposiciĆ³n, las mujeres lo miraron como yo al abrir un texto en mandarĆ­n o Ć”rabe: sin entender nada.




ā€” DoƱa MarĆ­a, Āæusted entendiĆ³ lo que dijo el doctor RaĆŗl? ā€“preguntĆ©ā€“.

ā€” No, no entendĆ­, sĆ³lo entendĆ­ que Ć©l dijo que nuestra leche es buena para la cabeza de los niƱos.

ā€” ĀæY por quĆ© no lo entendiĆ³ usted?

ā€” Porque no tengo estudios. Fui poco a la escuela, nacĆ­ pobre en el campo. Yo tenĆ­a que trabajar la tierra y ayudar al sustento de la familia.

ā€” ĀæY por quĆ© el doctor RaĆŗl supo explicar todo eso?

ā€” Porque Ć©l es doctor, tiene estudios. Ɖl sabe y yo no sĆ©.

ā€” Doctor RaĆŗl, Āæusted sabe cocinar? ā€“preguntĆ©ā€“.

ā€” No sĆ© ni hacer cafĆ©.

ā€” DoƱa MarĆ­a, Āæusted sabe cocinar?

ā€” SĆ­ sĆ©.

ā€” ĀæSabe hacer pollo en salsa oscura (plato que en Espirito Santo y tambiĆ©n en algunas Ć”reas del Nordeste se llama galinha de cabidela)?

ā€” SĆ©.

ā€” Por favor, pĆ³ngase de pie ā€“le pedĆ­ā€“, y cuĆ©ntenos cĆ³mo se hace un pollo en salsa oscura.


DoƱa MarĆ­a dio un aula de culinaria: cĆ³mo se mata el pollo, cĆ³mo se despluma, cĆ³mo se prepara la carne y se hace la salsa, etc.

Cuando se sentĆ³, dije:


ā€” Doctor RaĆŗl, Āæusted sabe hacer un plato asĆ­?

ā€” Claro que no, me gusta, pero no sĆ© cocinar.

ā€” DoƱa MarĆ­a ā€“concluĆ­ā€“, usted y el doctor Raul, estĆ”n perdidos en un bosque espeso, muertos de hambre, y de pronto aparece una gallina. Ɖl, con toda su cultura morirĆ­a de hambre, usted, no.


La mujer abriĆ³ una sonrisa de oreja a oreja. En aquel momento ella descubriĆ³ un principio fundamental de Paulo Freire: no existe nadie mĆ”s culto que otro, existen culturas distintas, socialmente complementarias. Si ponemos en la balanza toda mi filosofĆ­a y teologĆ­a y la culinaria de la cocinera del convento en el que vivo, ella puede pasar sin mis conocimientos, pero yo no puedo pasar sin los de ella. Ɖsa es la diferencia. La cultura de una cocinera es imprescindible para todos nosotros.


Paulo Freire y desafĆ­os de futuro


Ante la emergencia de tantos gobiernos autoritarios y la profusiĆ³n de mensajes antidemocrĆ”ticos, racistas, homofĆ³bos, machistas y negacionistas en las redes digitales, me parece de suma importancia volver a Paulo Freire en esta fecha del centenario de su nacimiento.




El reflujo de las fuerzas progresistas en AmĆ©rica Latina en los Ćŗltimos aƱos y el despuntar de figuras neofascistas como Bolsonaro en Brasil, nos obligan a reconocer que hace dĆ©cadas abandonamos el trabajo de base de organizaciĆ³n y movilizaciĆ³n populares. Ese vacĆ­o en las poblaciones de la periferia, de las favelas, de las zonas rurales pobres, estĆ” siendo ocupado por el fundamentalismo religioso, por el narcotrĆ”fico y los milicos.



Paulo Freire nos enseƱa en sus obras que no hay movilizaciĆ³n sin concientizaciĆ³n previa. Es preciso que las personas tengan un ā€œpercheroā€, donde colgar los conceptos polĆ­ticos y las claves de anĆ”lisis de la realidad. El ā€œpercheroā€ es la percepciĆ³n del tiempo como historia.


Hay civilizaciones, tribus, grupos, que no tienen percepciĆ³n del tiempo como historia. Los griegos antiguos, por ejemplo, creĆ­an que el tiempo era cĆ­clico. Hoy, el tiempo retorna por medio del esoterismo, del negacionismo, del fatalismo y del fundamentalismo religioso. Pero retorna sobre todo por el neoliberalismo.


La esencia del neoliberalismo es la deshistorizaciĆ³n del tiempo. Cuando Fukuyama declarĆ³ que ā€œla historia acabĆ³ā€, expresĆ³ esto que el neoliberalismo nos quiere inculcar: Ā”Hemos llegado a la plenitud de los tiempos! El modo neoliberal de producciĆ³n capitalista, basado en la supremacĆ­a del mercado, es definitivo. Pocos son los escogidos y muchos los excluidos. Y de nada sirve querer luchar por una sociedad alternativa, Ā”por ā€œotro mundo posibleā€!


De hecho, hoy en dĆ­a es difĆ­cil hablar de sociedad alternativa. Socialismo, entonces, Ā”ni pensar! Se ha creado un pudor, un bloqueo intelectual y emocional. ā€œEl socialismo se acabĆ³, se derrumbĆ³, colapsĆ³, fue enterradoā€, alardean las pitonisas. Las alternativas que se plantean son por lo general intrasistĆ©micas.


La nociĆ³n de que el tiempo es historia viene de los persas, pasada a los hebreos y acentuada por la tradiciĆ³n judaica. Tres grandes paradigmas de nuestra cultura son de origen judaico ā€“JesĆŗs, Marx y Freudā€“ y, por lo tanto, trabajaron con la categorĆ­a de tiempo como historia.


No se consigue estudiar el marxismo sin profundizar en los modos de producciĆ³n anteriores, para entender cĆ³mo se llegĆ³ al modo de producciĆ³n capitalista. Y entender, enseguida, cĆ³mo sus contradicciones podrĆ­an llevar a los modos de producciĆ³n socialista y comunista. El anĆ”lisis marxista supone por tanto el rescate del tiempo como historia.


Si alguien hace anĆ”lisis o psicoterapia, el psicoanalista pregunta al paciente sobre su pasado, su infancia, su educaciĆ³n. Si el paciente puede hablar sobre su vida intrauterina, tanto mejor... Toda la psicologĆ­a de Freud es un rescate de nuestra temporalidad como individuos.


La perspectiva de JesĆŗs era histĆ³rica. El Dios de JesĆŗs se presenta con currĆ­culum vitae: no es un dios cualquiera ā€“es Dios de Abraham, Isaac y Jacobā€“, o sea, un Dios que hace historia. La categorĆ­a principal de la predicaciĆ³n de JesĆŗs es histĆ³rica: el Reino de Dios. Aunque situado allĆ” arriba por el discurso eclesiĆ”stico, teolĆ³gicamente no se sitĆŗa allĆ” arriba. El Reino es algo ahĆ­ adelante, es la culminaciĆ³n del proceso histĆ³rico.


Es curioso que en la Biblia la historia, como factor de identificaciĆ³n del tiempo, es tan fuerte que en el relato del GĆ©nesis la CreaciĆ³n del mundo ya aparece marcada por esa historicidad del tiempo antes de la apariciĆ³n del ser humano.


Para muchos, historia es lo que hombres y mujeres hacen. Entonces, no habrĆ­a historia antes del surgimiento de hombres y mujeres, tanto es asĆ­ que se habla de prehistoria. Para la Biblia, ya hay historia antes de la apariciĆ³n del ser humano. Tanto que los griegos consideraban al dios de los hebreos una entidad muy incompetente. Un verdadero dios crea como el NescafĆ©: instantĆ”neo, y no a plazos, como muestra el relato bĆ­blico. En el relato de la CreaciĆ³n, en siete dĆ­as, ya hay historicidad. Y Paulo Freire, hombre de formaciĆ³n cristiana y militante adepto a los fundamentos del marxismo, supo percibir la importancia de la lectura del mundo como condiciĆ³n para la lectura del texto.


Al neoliberalismo no le conviene esta perspectiva. Por eso, no se puede hacer educaciĆ³n popular sin tener el ā€œperchero verticalā€ en el que colgar las ropas... Ese ā€œpercheroā€ ā€“el tiempo en cuanto historiaā€“ es fundamental para poder visualizar el proceso social y polĆ­tico. Esto sucede tambiĆ©n en la dimensiĆ³n micro de nuestras vidas. ĀæPor quĆ© hoy muchos tienen dificultad para hacer proyectos de vida? ĀæPor quĆ© hay jĆ³venes que llegan a los 20 aƱos sin la menor idea de lo que pretenden ser o hacer en la vida? Para muchos de ellos, todo es aquĆ­ y ahora.


Por eso, si queremos rescatar el legado de Paulo Freire, el camino es volver al trabajo de base con las clases populares, adoptando su mĆ©todo en una perspectiva histĆ³rica, abierta a las utopĆ­as libertarias y al horizonte democrĆ”tico. Fuera del pueblo no hay salvaciĆ³n. Y si creemos que la democracia debe ser, de hecho, el gobierno del pueblo para el pueblo y con el pueblo, no queda alternativa sino adoptar el proceso educativo paulofreiriano que sitĆŗa a los oprimidos como protagonistas polĆ­ticos e histĆ³ricos.


Cuando Paulo Freire volviĆ³ de 15 aƱos de exilio, en agosto de 1979, nos encontramos en SĆ£o Paulo. Ɖramos vecinos y con frecuencia lo visitaba. Estrechamos mucho nuestras relaciones personales.

Termino este homenaje con este texto que escribĆ­ el dĆ­a 2 de mayo de 1997, fecha de la transvivenciaciĆ³n de Paulo Freire:


ā€œIvo vio la uvaā€, enseƱaban los manuales de alfabetizaciĆ³n. Pero el profesor Paulo Freire, con su mĆ©todo de alfabetizar concientizando, hace que adultos y niƱos en Brasil y en Guinea-Bissau, en la India, en Nicaragua y en tantos otros lugares, descubran que Ivo no vio sĆ³lo con los ojos. Vio tambiĆ©n con la mente y se preguntĆ³ si uva es naturaleza o cultura.


Ivo viĆ³ que la fruta no resulta del trabajo humano. Es CreaciĆ³n, es naturaleza. Paulo Freire enseĆ±Ć³ a Ivo que sembrar uva es acciĆ³n humana en y sobre la naturaleza. Y la mano, multiherramienta, despierta las potencialidades del fruto. AsĆ­ como el propio ser humano fue sembrado por la naturaleza en aƱos y aƱos de evoluciĆ³n del Universo.


Coger la uva, aplastarla y transformarla en vino es cultura, seƱalĆ³ Paulo Freire. El trabajo humaniza la naturaleza y, al realizarlo, el hombre y la mujer se humanizan. Trabajo que instaura el nudo de relaciones, la vida social. Gracias al profesor, que iniciĆ³ su pedagogĆ­a revolucionaria con trabajadores del Sesi de Pernambuco, Ivo vio tambiĆ©n que la uva es recogida por temporeros, que ganan poco, y comercializada por intermediarios, que ganan mucho mĆ”s.


Ivo aprendiĆ³ con Paulo que, aun sin todavĆ­a saber leer, Ć©l no es una persona ignorante. Antes de aprender las letras, Ivo sabĆ­a levantar una casa, ladrillo a ladrillo. El mĆ©dico, el abogado o el dentista, con todos sus estudios, no son capaces de construir como Ivo. Paulo Freire enseĆ±Ć³ a Ivo que no existe nadie mĆ”s culto que otro, existen culturas paralelas, distintas, que se complementan en la vida social.


Ā«Ivo viĆ³ la uvaĀ», y Paulo Freire le mostrĆ³ los racimos, el parral, toda la plantaciĆ³n. EnseĆ±Ć³ a Ivo que la lectura de un texto es tanto mejor comprendida cuanto mĆ”s se inserta el texto en el contexto del autor y del lector. De esa relaciĆ³n dialĆ³gica entre texto y contexto, Ivo extrae el pretexto para actuar. En el inicio y en el fin del aprendizaje la praxis de Ivo es lo que importa. Praxis-teorĆ­a-praxis, en un proceso inductivo que torna al educando sujeto histĆ³rico.




Ivo vio la uva y no vio el ave que, desde arriba, mira la parra y no ve la uva. Lo que Ivo ve es diferente de lo que ve el ave. AsĆ­, Paulo Freire enseĆ±Ć³ a Ivo un principio fundamental de epistemologĆ­a: la cabeza piensa desde donde pisan los pies. El mundo desigual puede ser leĆ­do con la Ć³ptica del opresor o con la Ć³ptica del oprimido. Resultan lecturas tan diferentes una de otra como entre la visiĆ³n de Ptolomeo, al observar el sistema solar con los pies en la Tierra, y la de CopĆ©rnico, al imaginarse con los pies en el Sol.


Ahora Ivo ve la uva, el parral y todas las relaciones sociales que hacen del fruto fiesta en el cĆ”liz de vino, pero ya no ve a Paulo Freire, que se sumergiĆ³ en el Amor la maƱana del 2 de mayo de 1997. Nos deja una obra inestimable y un testimonio admirable de competencia y coherencia.


Paulo debĆ­a ir a Cuba, donde recibirĆ­a el tĆ­tulo de Doctor Honoris Causa por la Universidad de La Habana. Al sentir dolorido su corazĆ³n, que tanto amĆ³, pidiĆ³ que fuese yo a representarlo. Pero yo tenĆ­a que ir a Palestina y no me fue posible atenderlo. Sin embargo, antes de embarcar fui a rezar con Nita, su mujer, y con sus hijos en torno a su semblante tranquilo: Paulo veĆ­a a Dios.


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